14 de agosto de 2008

La importancia de las aptitudes ocultas de cada uno (ahliyya)



De Shaij Nazim al-Haqqani

Hidden Treasures

Mi Gran Shaij dice que el Santo Profeta e nunca obtuvo su rango a través de sus actos de adoración o devociones. Como prueba de esto, Gran Shaij relataba una tradición del Santo Profeta e: “Oh Allah, no me abandones a mis obras, mis acciones, mis devociones, ni aunque sea durante un abrir y cerrar de ojos”. Este hadiz indica que el Profeta e nunca dependió de sus propias obras y devociones, y siempre esperó la misericordia incondicionada de Allah, y este rango no era consecuencia de ninguna de sus acciones. Gran Sahij añadió: “Aunque Allah el Todopoderoso le recompensase por sus devociones, el Profeta e no las aceptaría. ¿Cómo podría él, el Profeta e, aceptar ninguna recompensa cuando los miembros de su nación de rango inferior al suyo, los santos y los creyentes sinceros, nunca aceptarían pago por sus actos de adoración? De hecho, ningún creyente real aceptaría nada, porque adora solamente para obtener la complacencia de su Señor”.

Gran Shaij dice que Allah Todpoderoso le ha dado a cada persona una naturaleza conforme a cierto rango (fitra). Por ejemplo, tienes una inclinación (ahliyya) por la orden Anqshbandi; nadie puede cambiar ni alterar esta inclinación, y debe aperecer. Así como las diferentes semillas tienen diferentes naturaleza ocultas dentro de ellas, cada hijo de Adán tiene una diferente aptitud dada por su Señor, plantada según la Voluntad Divina, independiente de nuestros actos y devociones. Más tarde o más temprano la aptitud de cada cual debe aparecer. No os sintáis descorazonados, porque estas cualidades estén por ahora ocultas, pero debéis saber que en cualquier momento Allah el Todopoderoso puede decretar que aparezcan, y esta manifestación no estará conectada con ninguno de vuestros actos o devociones, sino que será solamente un regalo de Él, el Todopoderoso. Estas palabras nos llevan a nuevos horizontes de conocimiento y nos abren extensas áreas de sabiduría interior para explorar. Estas buenas nuevas nos deben llenar de felicidad.

Shahu Naqshband dijo: “Desde nuestro punto de vista, la inclinación por esta tariqat de cualquiera es más importante que el hecho de ser musulmán o creyente”. ¿Por qué? Porque la capacidad que nos ha concedido Allah es lo importante, y entonces con nuestras acciones el Islam y el imam aparecerán. Pero la capacidad secreta de Allah el Todopoderoso es más importante. Debéis realizar todas las acciones que exigen el Islam y el imam, pero la capacidad que te ha sido concedida es más importante para Allah. Así el hadiz del Profeta e dice: “Allah no mira nuestras acciones externas, pero si a nuestros corazones”. Con Su mirada dirigida hacia nuestros corazones, esta naturaleza se inundará todavía más de luz divina, más bella y completa. Pero nosotros hacemos buenas acciones con nuestros cuerpos, mientras que el corazón y su movimiento respecto de su Señor son más importantes.

La importancia de esta naturaleza y de su percepción se refleja en la siguiente historia:

Una vez el Profeta e se estaba dirigiendo a sus compañeros después de la oración de la noche (isha) diciendo: “Oh mis compañeros, es igual para cada uno de vosotros que recéis o hagáis buenas acciones o no, porque los rangos que Allah el Todopoderoso os ha concedido no pueden aumentar o disminuir, pues la tinta del destino se ha secado, y aquellos que Él ha concedido debe llegaros, nada más ni nada menos, independientemente de lo que hagáis”.

¿Cuál fue la respuesta de los compañeros? Todos dijeron: “Oh Profeta, si es así, ¿por qué nos cansamos y nos sacrificamos con todas estas adoraciones y acciones? ¿Por qué nos levantamos en las fría noche y venimos a la mezquita atravesando la distancia en medio de la oscuridad?¿Por qué abandonamos los brazos de nuestras amantes mujeres cada mañana para venir aquí? Desde ahora no vendremos tan temprano a rezar y permaneceremos con nuestra mujeres calientes en nuestro lechos. Estas si que son buenas noticias para nosotros”. El profeta les contestó: “Sois libres de hacer lo que queráis, venid o no, pues nadie os fuerza”.

Esta noche abandonaron la mezquita con la intención de permanecer en sus lechos hasta la mañana siguiente. Cuando la última parte de la noche comenzó, y mostraba signos de la llegada del amanecer, Bilal, el muecín del Profeta, empezó a recitar poesías devocionales desde el minarete, como era habitual antes de la llamada a la oración, para despertar a la gente con tiempo suficiente para llegar a la mezquita. Esta mañana en concreto, tan pronto como empezó a recitar todos los compañeros se levantaron desde el principio. Se dijeron a si mismos, “Le dijimos al Profeta que no íbamos a ir esta mañana, así que debemos quedarnos en nuestras camas”. Sin embargo, y a pesar de si mismos, arrojaron las mantas, se levantaron de sus lechos, hicieron las abluciones y se dieron prisa en acudir a la oración.

Cuando el Profeta entró en la mezquita esa mañana miró alrededor y vio que estaba llena de orantes, y dijo: “Oh gentes, Oh mis compañeros, intentasteis algo la pasada noche, y estabais firmemente decididos. ¿Qué ha pasado que os ha hecho venir cuando habíais dicho que no?”. Contestaron: “Juramos por Allah que cuando oímos la llamada a la oración, nuestras camas se transformaron en arbustos espinosos o en camas de púas, y estar en ellas era como estar sobre el fuego. No pudimos permanecer en ellas un sólo momento, y saltamos fuera y nos dimos prisa en responder a la llamada a la oración”.

El Profeta e dijo entonces, “Cada criatura encuentra sólo la facilidad cuando actúa de acuerdo a su inclinación particular (ahliyya). Es esta ahliyya, esta naturaleza que Allah ha puesto en vuestros corazón, la que hace que salgáis de vuestros lechos a pesar de la intención en contra que teníais la pasada noche. Cada cual nace con una naturaleza de islam (fitra), y su más profundo corazón siempre está añorando redescubrir esta naturaleza; este secreto está dentro de todo hijo de Adán, y es lo que hizo que os levantaseis”.

Por esta razón, el Profeta no tenías ningún temor de que sus compañeros abandonasen la oración al descubrir estas verdades. También, los herederos de los Profetas no temen revelar ciertas verdades a sus seguidores, porque la naturaleza secreta que Allah ha puesto en sus corazones hará que actuéis, a pesar de vuestros deseos.

Gran Shaij también dijo que el Profeta declaró que sus adoraciones no eran nada y que nunca dependería de ellas. Si es así ¿cómo puede ser respecto de las nuestras? Si se pusieran sólo dos postraciones del Profeta en una balanza y se comparasen con las de todas las naciones, sus dos postraciones serían más pesadas, y si el declarase una vez la unidad de Allah (la illaha illa Allah) y se pesase contra todos los pecados de los hijos de Adán, destruiría todos los pecados. De esto debemos extraer que el rango y poder de nuestro Profeta está en la Presencia Divina.

Ni nuestro Profeta ni ningún otro profeta necesitan sacrificarse a si mismos como dicen los cristianos que Jesús hizo consigo mismo, sacrificándose como un cordero sacrificial para Allah en beneficio de su nación. Esto es una vergüenza. Es suficiente con decir una vez “la illaha illa Allah” para que ya no sea necesario el sacrificio humano. Cuando Allah el Todopoderoso, deseando probar a Su siervo Abraham, le pidió que sacrificase a su hijo, en el último momento Él deshizo la orden e hizo descender un carnero desde el cielo para el sacrificio. ¿Así que como iba a hacer de Jesús un cordero ofrecido por los pecados del mundo? Esta es una afirmación horrible y sin fundamento.

El último Profeta, y todos los profetas antes de él poseían Poderes Divinos con los cuales guiaban a la gente al camino recto, sin necesidad de ser corderos de sus naciones.

A pesar del increíble valor de las devociones del Profeta, el no dependía de ellas y no esperaba pago por ellas de Allah, sólo las realizaba buscando el agrado de Allah, este era su objetivo. Puede que preguntéis entonces “¿Cuál es la utilidad de nuestra adoración, de nuestras acciones?”. Nadie puede realizar una adoración que sea digna de nuestro Majestuoso Señor. Nadie puede adorar a Su señor como debería ser Adorado, pues ante Su Grandeza el todo es nada. Pero se nos ha ordenado, y así nosotros cumplimos.

El Gran Sheij contaba de Sayyduna Ali, que refiriéndose a las señoras dijo: “Nada bueno viene de ellas, pero nadie puede vivir sin ellas”. La mujer de Ali, Fátima, la hija del Profeta le dijo: “Somos como las rosas, de tiempo en tiempo debes olerlas, sino no tienen utilidad.” Igualmente” dice Gran Shaij, “nada de se obtiene de nuestra adoración, es inútil, pero inútil en el sentido de dar el respeto adecuado a el Majestuosos Señor. Es imposible dar absoluto respeto con esta adoración, pero como nos ha sido ordenado la realizamos, y tanto si es útil como si no, no podemos depender de ella”.

Esta es una realidad de la cual debemos ser conscientes, y cuando entiendes este punto te protegerá de sentirte orgullosos de tus devociones, y esto es muy importante, pues quien se siente orgullosos de sus adoraciones cae, como Satán. Lo peor para un siervo es mirarse a si mismo y decir: “Oh, que bueno soy, soy un siervo tan obediente” y mira a los otros diciendo: “Míralos, no adoran, pero nosotros si”.

Se nos ha ordenado construir escaleras hasta la luna. Los constructores de rascacielos están llenos de orgullo por sus logros, y miran con desdén a la gente del suelo diciendo: “Oh gente perezosa, nosotros hemos llegado al cielo mientras que vosotros estáis todavía en el suelo” Dicen esto, pero no importa lo altos que hagan sus edificios, pues aunque pusiesen piedra sobre piedra eternamente nunca alcanzarían la luna de esta manera. Lo importante es prestar atención a las ordenes de Allah el Todopoderoso y obedecerlas tan bien como podamos, pues aunque puede que seamos mejores que aquel que no lo intenta, pues obedecemos las ordenes, es mejor intentarlo aunque el éxito sea imposible de obtener por este camino, debemos hacerlo por respeto al Señor. En cada religión cada Profeta vino a enseñarnos esto.

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