4 de mayo de 2008

EL LÍMITE FINAL

Sheij Nazim Al Haqqani.

Bismillahi’r-Rahmani’r-Rahim

Pido a mi Señor que me haga ser verdadero y justo, y defensor de la verdad y de la justicia. Esto es lo que nuestro Señor ha exigido a la humanidad desde el tiempo del primer hombre, Adán, hasta el tiempo de nosotros, y esto es también lo que le exigirá hasta el Último Día. Quien lo haga es haqqani, y este título es la base esencial para todos los demás rangos de honor en la Presencia Divina.

Ese día que la veracidad beneficiará a los veraces… (Sagrado Corán). Para Allah no significa nada que en esta vida se os haya conocido como musulmanes o cristianos o judíos o budistas, más bien se interesará por si os habéis merecido el título de haqqani. Aquellos que fueron haqqani en esta vida serán transformados y su propia esencia adoptará atributos divinos de manera que se volverán rabbani, es decir, pertenecientes entera e íntimamente al Señor. Es sobre estos que Allah dice en una tradición sagrada:

-¡oh Mi siervo! Sé obediente a Mí y Yo te haré rabbani. Entonces tú también dirás a algo “sea” y será.

Cuando uno alcanza el nivel de rabbani, Dios le viste en Sus propios atributos y le hace ser Su lugarteniente. Le otorga entonces un poder de voluntad que no es el del siervo, sino el Suyo. Sin embargo, para obtener la estación de rabbani hay que pasar por la de haqqani, y quienquiera que desee sinceramente lograrlo recibirá Su guía.

¿Cuál es la naturaleza de la estación de rabbani? Para quienes la poseen, el océano es como una charca, e incluso este mundo entero como una miga en sus manos. Abdulwahhab al-Sha’rani, que fue un famoso sufí de Egipto, dijo que algunos hombres de Dios veían al mundo como una lamparilla, y otros como un átomo. Primero les es enseñada la naturaleza del universo con todas sus criaturas, y luego aprenderán acerca del Señor Todopoderoso. Por eso en su viaje nocturno, el Santo Profeta primero conoció la totalidad del universo, y solo después fue invitado a abandonarlo y a entrar en el Reino de la Verdad Absoluta. Dejó todo e incluso se abandonó a sí mismo para entrar en la Presencia Divina, pero antes se le tuvo que mostrar todo sobre la creación, y entonces entró en los Océanos de Unidad.

Y entró en ellos, pero fue enviado de vuelta al mundo para invitar a todas las naciones a que le siguieran a la Presencia Divina. Los que atienden a su llamada y ascienden a los siete cielos forman dos grupos separados. Uno consiste de los que potencialmente alcanzan la estación del arcángel Gabriel. Y es que este, al conducir al Santo Profeta, sall’Allahu alaihi wa sallam, en su ascensión, se quedó parado en un cierto punto por temor a ser aniquilado en lo divino. Este lugar representa el nivel más alto accesible a través de la razón. Del segundo grupo son aquellos que están preparados para el sacrificio total, incluso de sí mismos, para lograr los Océanos de Unidad Absolutos.

Su estación es la de la unidad absoluta, ahadiyya, mientras que la de los que no pueden arrojar el yugo de la razón, de la forma y de la relatividad, es la de Gabriel, la paz sea con él, la estación de la conciencia de la unidad, wahdaniyya. Esta también está en los océanos de unidad, pero es una sub-estación, que, sin embargo, es el máximo alcanzable para los buscadores, excepto poquísimos.

El camino hacia la estación de ahadiyya, de unidad absoluta, es uno de renuncia total interior a todas las esperanzas a ser algo. Algunos de nuestros hermanos me han pedido que les abra las puertas de la atracción divina, la yazba. Es un tipo de poder, pero no es mi trabajo dispensar poderes, sino más bien quitarlos, para que estéis con las manos vacías, y de esta manera seáis candidatos para la estación de la unidad absoluta.

Si alguien que no está preparado recibiera poderes no más infligiría destrucción sobre sí mismo y los demás. ¿Qué pasaría si a un niño, que admira los grandes caballos que monta la policía, lo montaran en uno? ¿Lo dominaría? A lo mejor un padre sienta a su hijito en su regazo y le deja coger el volante mientras baja por una carretera tranquila, ¿pero creéis que de verdad le va a dejar conducir?

Solamente los que han sometido a sus egos pueden recibir algún poder. Nunca se lanza un cohete sin repasar sus sistemas muchas veces, y el vuelo de un alma a su destino celestial es mucho más importante que un lanzamiento espacial, así que no creáis que los grancheijs otorguen poderes a sus murids tan fácilmente.

Una vez Ubaidullah al-Ahrari llamó a uno de sus murids y le mandó:

-Oh Abdullah, ve y sube a esa montaña, que después vendré por ti-. El discípulo subió a la montaña y empezó a esperar. Pasó la mañana y luego la tarde. El sol se puso y aún no había señal del cheij. El derviche esperó pacientemente todo el día siguiente, y su maestro no vino. Pero sus órdenes habían sido claras y así aguardó: una semana, un mes, un año, cinco años, siete años. Sobrevivió en esa montaña como lo haría un animal salvaje. Durante el verano se alimentó de bayas y en invierno de cortezas. Cuando hacía sus plegarias se posaban los pájaros en sus hombros, y por la noche mientras salmodiaba su zikr, los animales del bosque hacían un coro a su alrededor.

Esperó allí siete años sin tener noticia alguna de su cheij. Pero éste en un principio había recibido la orden del Santo Profeta, la paz sea con él, de enviar a este murid al monte, y ahora estaba esperando que le mandara ir a buscarle. En llegarle la orden, en un abrir y cerrar de los ojos, se trasladó el cheij adonde estaba sentado el derviche y le dijo:

-¡Hijo mío! ¿Por qué has estado esperando aquí todo ese tiempo? Te dije que iba a venir, y así, cuando no vine ¿por qué no fuiste a ver qué me había ocurrido? Podría estar muerto o herido, o perdido en el monte, ¿por qué no me has buscado?- a lo que respondió el murid:

-¡Oh mi maestro! A mí se me mandó esperar y no buscar. Tú me diste la orden de aguardar aquí hasta que vinieras y como reza el dicho: “sea lo que sea que prometa un noble, lo cumplirá”. Y qué de ti, el más noble de la humanidad. ¿Podrías prometer algo y no cumplirlo? Te habría esperado aquí hasta el Juicio Final. Un perro aguardaría, ¿cómo iba a ser menos fiel? Además tampoco me fue demasiado difícil aguantar aquí, por lo menos has venido antes de que me muera, y me podrías haber dejado hasta entonces. Yo me he fiado de tu palabra y no del juicio de mi mente, porque sé que te preocupas por mí.

El murid había comprendido que el cheij en realidad no le estaba reprendiendo por haberse quedado, sino que más bien le estaba poniendo a prueba repitiendo los argumentos y las objeciones que su propio ego había hecho, cuando el cheij no apareció como esperado. Consiguientemente ganó el mismo nivel de confianza en su cheij, y a través de él en el Profeta y finalmente en su Señor, como lo hiciera Abrahán, la paz sea con él, cuando Nemrod lo arrojó al fuego y se presentó el arcángel Gabriel que le dijo:

-¿Necesitas ayuda?

-Necesito la ayuda de mi Señor, no la tuya.

-¡Pídesela entonces! -y responde el amigo de Allah, Abrahán:

-No hace falta que se la pida, porque Él me ve, me cuida, sabe bien dónde estoy, y qué necesito.

Este murid estaba en exactamente el mismo nivel de confianza en su cheij. Sabía que no estaba ciego y que era consciente de su condición, por lo que le respondió:

-¡Mi cheij! No tengo duda de que me tienes dentro de tu campo de visión espiritual, ¿para qué he de usar entonces mi mente y mi voluntad, siendo que te he entregado las riendas de ella en la confianza de que me guiarás hacia el placer de mi Señor? Estoy en tus manos como lo está un cadáver en las manos de los que le lavan antes de su entierro.

En esto se presenta una bandada de palomas silvestres que hacen de escolta a un pájaro muy grande y verde, un pájaro que se les aparece a los murids que completan con éxito una reclusión. Es la señal de que el discípulo está listo para ser llevado a la presencia del Santo Profeta, sall’Allahu alaihi wa sallam, y de los grancheijs de su asamblea. El Profeta ordena al cheij Ubaidullah:

-Ahora he sido testigo de que tu adepto ha ganado el control absoluto de su ego y ahora le puedes entregar sus poderes.

Estos son los poderes, secretos o realidades que recibe en este punto:

Haqiqat al-Yazba (secreto de la atracción)

Haqiqat al-Fayd (secreto de la emanación)

Haqiqat at-Tawassul (secreto de la conexión)

Haqiqat at-Tawayyuh (secreto de la alineación)

Haqiqat al-Irshad (secreto de la guía) y

Haqiqat at-Tayy (secreto del espacio plegado).

Ningún poder es otorgado hasta que no se le aparezca el Santo Profeta al grancheij y asuma él mismo la responsabilidad sobre el murid. Pero entonces se abren las compuertas.

En nuestra vía nunca debemos declarar que sepamos algo, porque la disolución en los océanos de unidad requiere el abandono de toda pretensión. Por el contrario, la mayoría de la gente malgasta su energía vital en vanos intentos de atrapar algo con sus manos. Pero cuando las abren ven que no lo habían cogido nunca, o si lo hubiesen atrapado realmente, se les va volando tan pronto abren las manos. Aún los buscadores de la verdad procuran hacer a veces una “captura”, intentando alcanzar una estación espiritual para el placer de sus egos, y en este caso es que no han renunciado completamente al auto-agrandamiento, pero de acuerdo con su nivel pueden lograr una bondad en esta vida y en la próxima, aunque no esa última estación de la ahadiyya.

Solo el que renuncie de la codicia para este y el otro mundo ganará unos placeres inimaginables. El murid se hace elegible para la recepción de estos poderes cuando se ha liberado de la tiranía de su ego. En serle concedidos se vuelve un hombre libre, libre para siempre de las limitaciones del espacio y del tiempo que ahora nos tienen atados; después estarán bajo nuestro mando.


El Poder de Atracción es el poder que permitió al santo consejero del rey Salomón traer el trono de la reina de Saba del Yemen a Jerusalén en un abrir y cerrar de los ojos, o en menos tiempo aún (Sagrado Corán, azora 34). Este poder es el que capacita para atraer cualquier cosa hacia uno mismo. Con objetos inanimados es más fácil, y con personas lo más difícil.


El Poder de Emanación es el que permite ser el medio para la transmisión de la experiencia de la Presencia Divina al murid. Es una luz que lo abarca todo y desborda su recipiente. El Santo Profeta, salla’Llahu alaihi wa sallam, es el vaso en el cual son vertidos estos favores divinos, que como son infinitos, desbordan y fluyen a los corazones de los santos, y de estos a los de sus discípulos.


El Poder de Conexión autoriza para conectarse en todo momento con esta cadena de transmisión de poder y favores divinos. Para los santos es el conocimiento íntimo de las realidades del Profeta, la paz sea con él, y de los que están en la cadena de cheijs que conducen a él. Los que todavía no tienen esta estación utilizan la invocación diaria de los nombres de los grancheijs que son los eslabones de esta conexión con el Profeta. En nuestro tiempo cuando se está anticipando el advenimiento del imam al-Mahdi, habrá mucha más gente con acceso a este poder que nunca antes.

El Poder de Alineamiento capacita al cheij a volver su corazón hacia el de sus murids en cualquier momento dado, y volver los corazones de ellos hacia sus destinaciones. Si no sabe hacerlo no tiene sentido que diga ser un cheij. El primer paso es volver el corazón del muríd hacía el suyo propio; después le será posible dirigirlo hacía más adelante.


El Poder de Guía es el que le conduce a uno en su camino hacía su destino una vez que has sido dirigido en esta dirección a través del Poder de Alineamiento. Por ejemplo, no es suficiente llegar al aeropuerto de Heathrow, es necesario ser conducido, o tener direcciones para llegar a tu destino específico en Londres. Por esto, solo es el primer paso ser vuelto hacia la dirección, como ser llevado a la puerta de un laberinto; se te tiene que ayudar a atravesarlo.


Con el Poder de Plegar el Espacio puedes viajar a cualquier punto del espacio según tu voluntad, sin actualmente recorrer la distancia, sino más bien “enrollándolo” como un pergamino. Algo así es inalcanzable, excepto para aquellos que han sometido absolutamente a su cuerpo físico. En el presente, nuestras almas están presas dentro de nuestros cuerpos físicos. El secreto de este poder es que, cuando ponemos al cuerpo físico bajo control, lo encajamos dentro del espiritual, y el movimiento del cuerpo espiritual no es pesado como el de este cuerpo. ¿Cómo es la velocidad del burro comparada con la de la luz? La velocidad de la luz es como la de un burro en comparación con la del cuerpo espiritual.

Traducción del inglés de Salahuddin Costa Schreiner

No hay comentarios: