16 de mayo de 2008

Vivir simplemente

Sheij Nazim Al Haqqani


Bismillâhi’r-rahmâni’r-rahîm


La humanidad es una familia extensa. Todos estamos emparentados y por esto compartimos muchas características, entre las cuales hay un gran poder espiritual en nuestro ser. Pero nuestros cinco sentidos nos apartan de nosotros mismos y aseguran que siempre estemos ocupados por nuestro alrededor. Mientras seamos los esclavos de nuestros sentidos, estos nos arrastrarán a la persecución continua de insaciables deseos sensuales, y mientras sigamos sus dictámenes nunca lograremos el control sobre este poder espiritual dentro de nosotros.


A raíz de esta tendencia es esencial que quien sea que busque volver a sí mismo, haga el primer paso en el camino de la verdad disminuyendo sus deseos buscando vivir una vida sin complicaciones. Por naturaleza somos vanidosos y nos complace entregarnos a adornarnos a nosotros mismos. Si la gente se lo pudiera permitir, llevaría cada par de horas un traje nuevo. En los tiempos antiguos, la gente poseyó quizás veinte mudas de vestir a lo largo de toda su vida. Hoy en día, sería imposible que alguien estuviera satisfecho con tener veinte trajes en un momento particular de su vida.


El sistema económico moderno de occidente está basado en producción rápida y consumo rápido, y esto es el colmo de la estupidez. Como está predominando universalmente este sistema, la gente de los países industrializados se cansa pronto, y se muere de fatiga y enfermedades causadas por el estilo de vida. La carrera por producir y consumir consume a la gente y es un gran peso sobre sus hombros.


Por esto, quien busque una vida feliz y progreso espiritual debe hacer como los marineros de un barco sobrecargado que está en peligro de zozobrar en una tormenta – tirar lastre por la borda. Si queréis, haced caso de mis advertencias: sed sabios e id paso a paso hacia la simplicidad. No sigáis a la moda.

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