8 de mayo de 2008

La realidad del ultimo profeta


Sheij Nazim Al Haqqani

Bismillahi’r-Rahmani’r-Rahim


Esto es una suhba con el cheij. En una reunión así los corazones de los presentes se unen con el del cheij y a través de él, según el nivel de cada uno, se establece una conexión con sayyidina Muhammad, la paz sea con él, que está siempre en la Presencia Divina.

Nadie puede beber directamente de las cataratas del Niagara, pero se puede beber del grifo de una tubería que estuviera alimentada por esas cataratas. Ir sin embargo y llenarse una taza en la misma cascada es imposible. Con esto os damos un ejemplo muy simple a un nivel de comprensión básico.

Hay unas cataratas divinas que caen continuamente sobre nosotros y tenemos orden de tomar de ellas lo necesario para hacer nuestro camino hacia nuestras estaciones en la Presencia Divina. Quien lo logra es sumamente afortunado y a este propósito han sido enviados a la tierra los profetas, que originalmente son seres celestiales, vestidos con la naturaleza humana y todos sus atributos y aspectos físicos, para que puedan llegar a la gente común.

Si no eres una hormiga no puedes comprender las hormigas y lo mismo vale para entender a gatos o ratas. Tampoco los hombres nunca entenderán a las mujeres y viceversa. Muchos hombres sólo pretenden engañar a las mujeres cuando les afirman que entienden sus necesidades y realmente están persiguiendo la satisfacción de sus propios deseos.

De esta manera los profetas con sus personalidades celestiales fueron enviados vestidos como hombres, para que comprendan la realidad humana. A lo que objetaron los necios e ignorantes: -¿cómo es que el Señor nos envía profetas que comen, beben, duermen, luchan, se casan y hablan como nosotros? Habrían deseado un ser 100% diferente. Mas no cabe que Allah el Altísimo les enviara un ángel, que nunca entendería su posición del todo.

Todo lo que la humanidad necesita físicamente tiene que estar regulado, y un ángel no sería capaz de hacerlo. Tal vez los arcángeles Gabriel, Mika’il, Israfil, Azra’il, o Rafa’il puedan ser profetas para los ángeles, pero jamás para los seres humanos.

Entonces resulta que los profetas están en una conexión completa con su ser celestial y sus estaciones espirituales, y a la vez encajan perfectamente en la humanidad, pero los incrédulos lo negaban por imposible.

Pues, ¿para que enviaría Allah el Altísimo al Sello de la Profecía, sayyidina Muhammad , que Allah le bendiga y le dé paz, a la gente más baja, qawmu’l-yahiliyya, los que representaban el colmo de la ignorancia? Ellos eran ignorantes y el Profeta era iletrado, ummiy, lo que quiere decir que tomó todo de la fuente original y real. An-nabiyu’l-ummiy expresa que no necesitó aprender nada de nadie. Todo sabio toma de alguna fuente, lee y escribe, y le hace falta que alguien le enseñe a leer y escribir. Así la gente se refiere a quien le dicta el conocimiento del que se crean los libros que a su vez son una fuente de aprendizaje para la gente común. Porque no es para cualquiera llegar a la fuente principal.

Por esta razón Allah el Altísimo hizo ser ummiy al Sello de los Profetas, sayyidina Muhammad, sall’Allahu alaihi wa sallam, porque tomó todo del origen primordial, detrás de la cual solo está Allah. De ahí que no precisó de maestros que le introdujeran a la escritura y la lectura. Quienes por su conocimiento leen y escriben están limitados, pero la fuente del ummiy es ilimitada. Él es ilimitado.

Nuestro Grancheij mencionaba el dicho del Profeta que reza: Faqad utitu yawami’ul-kalam, indicando que había recibido de Allah el Altísimo el don de pronunciar dos o tres versos o palabras con tal profundidad de ciencia que tal vez todos los sabios se podrían sumergir en ello sin hallar un límite. Ulumu’l awwalina wa’l ajirin. Esta es una de las particularidades de sayyidina Muhammad, la paz sea con él.

Los europeos sin embargo, el mundo cristiano y los judíos, la gente de todo el mundo, tiemblan ante la idea de contemplar su magna personalidad. Tiemblan por miedo a su grandeza y huyen. Se investigan a las hormigas pero no se es capaz de hacer una investigación acerca de esta persona de singularidad magnífica, de mirar hacia quien dijo que Allah le había concedido el conocimiento que va desde el principio de la creación hasta hoy, y desde hoy hasta el final, el saber entero del pasado y del futuro, que todo esto había sido puesto en su corazón.

Los millones de libros que hay en las bibliotecas islámicas, ¿de dónde creéis que vienen? No son imaginaciones ni fantasías ni novelas. Son millones de libros repletos de conocimiento, cada uno como un enorme océano. Ningún infiel tiene coraje o valor para acercarse a este mar de ciencia. ¿De dónde salió? No lo pueden averiguar si no se avienen a decir: La ilaha ill’Allah, Muhammad rasulu’Llah. No pueden ni pensar en mirar en esta dirección, la del conocimiento que va desde el principio hasta el final.

Y Allah se la ha dado a Su más respetado, más honrado, más amado y más sabio siervo sayyidina Muhammad, sall’Allahu alaihi wa sallam. E incluso este conocimiento de los tiempos venideros es imposible de ser alcanzado por nuestras capacidades, hasta tal punto que no se puede poner ni un pie en esos océanos, siendo un signo de la suma gloria y elevación que Allah el Altísimo ha concedido a sayyidina Muhammad, sall’Allahu alaihi wa sallam, que vino como ummiy. Todos los niños toman vida del pecho de su madre, al-umm, la mamá. El conocimiento del Profeta ummiy fue tomado de la fuente primordial, pero esto no se entenderá hasta la eternidad.

An-nabiyu’l-ummiy, el poseedor de mayor honor, grandeza y conocimiento sobre el Todopoderoso, fue enviado al pueblo más ignorante para tocarlos y llevarlos de la posición más baja a la más elevada. Qué pensáis -¿lo hizo o no? Oh europeos, oh cristianos, oh obispos, oh gente -¿Quién puede negarlo? Lo hizo, lo hizo y lo hizo, a pesar de sus voluntades. Esos que estaban a un nivel por debajo de los animales que cuidan de sus crías, porque llegaban a matar a sus hijas, los cogió y en un número de años que se cuentan con los dedos los llevó a tal posición como jamás sería alcanzada por ningún profeta ni sus descendientes.

Cambiad vuestras gafas, europeos, cristianos, o tiradlas, y ved lo que hizo. No acuséis al Islam. Solo podéis acusar de terrorismo a musulmanes ignorantes, que os están siguiendo. El terrorismo ha venido de occidente a oriente, así que culpaos a vosotros mismos, no al Islam que está tan por encima de esto, y que ha hecho y dado lo mejor por la humanidad. Si no fuera por el Islam los europeos aún vivirían en cuevas y serían pastores de cerdos, nada más.

Que Allah me perdone y os bendiga por el honor del siervo más honrado y amado, sayyidina Muhammad rasulu’Llah, sall’Allahu alaihi wa sallam.


(Lefke, 4.7.02)


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