19 de mayo de 2008

¿Puede alguien pensar que el océano es solamente lo que aparece en su superficie?

Sheij Nazim al Haqqani


Por la observación de su matiz y movimiento, el agudo ojo puede percibir indicaciones de la profundidad de ese océano insondable. La compasión y la piedad del Señor son un océano sin costas, provisto de variadas e infinitas vistas para todos aquellos quienes navegan su superficie; pero el más grande asombro y la más grande ejecución es reservada para aquellas "criaturas del mar", para quienes esa misericordia se ha vuelto su propio medio.
El Señor nos llama a través del Amor y la atracción Divina, los cuales han sido implantados en nuestros corazones, un Amor que debe ser comprendido y sentido como Divino por algunos, y sólo indirectamente como "Amor por sus Criaturas", por otros. En cualquiera de los casos la influencia sobre nuestras fibras del corazón nos atrae a aquellos Océanos Piadosos, casi como nuestros cuerpos físicos son arrastrados a un cálido y benigno mar.
Por medio de la revelación de Libros Sagrados y a través de los ejemplos establecidos por los Profetas y Santos, todos los seres humanos han sido puestos en contacto con aquellos Océanos.
Para la humanidad entera, estas revelaciones sirven como barcos que viajan por los más espaciosos mares, pero para aquellos quienes tienen intención de leer entre las líneas, una gran revelación emerge; que nosotros somos ese mar, que nuestro lugar, nuestro hogar está en sus profundidades y no en la superficie.
El Sagrado Corán es una escritura eminentemente no ambigua, llena de clara guía para la humanidad, pero hay mucho mas en su contenido que no se puede leer a simple vista. El discernimiento de ver dentro de sus profundidades es no solamente una forma de entrenamiento, sino un regalo sólo accesible a través de la sinceridad y la fe. Hay interminables niveles de conocimiento y sabiduría en lo más profundo del Sagrado Corán que manifiesta: "RECORRERÁS ESCALÓN POR ESCALÓN"
El logro de llegar a cada escalón imparte gran beneficio, no sólo para aquel quien lo ha logrado sino para aquellos que lo rodean, para la humanidad y para toda la creación.
Uno puede preguntarse, ¿Qué finalidades tienen tantos significados ocultos? Comprender estas intenciones es la clave para derivar en su "sabia esencia", fuente inagotable, un elixir de vida eterna. Podemos resumir en una palabra la esencia de la sabiduría que nuestro Señor busca para impartirnos todas sus revelaciones: UNIDAD.
El tema predominante en el Sagrado Corán es la "UNICIDAD" y la incompatibilidad de Dios, y la debilidad y total dependencia de todas las criaturas. Así, de esta manera pone a prueba su Omnipotencia y nuestra falta de poder. Él nos recuerda nuestra afinidad con todas las criaturas, y nos regala con esto el humilde pero honorable manto de servidumbre. Imagina que no eres mejor que nadie y que el progreso propio puede ser logrado sirviendo a Dios y a sus siervos, y tendrás agarradas con fuerza las herramientas con las cuales quebrantar tu ídolo de engreimiento, de egoísmo. Habiendo alcanzado la humildad, las tribulaciones de la vida te impulsarán hacia tu meta, como así serán un constante recordatorio de tu flaqueza, y serán recibidas, si no con agradecimiento, al menos con paciencia, en el Conocimiento de que nos son proporcionadas para la Unidad final.
Nuestro viaje hacia esa meta nos llena primero de ilusión de la multiplicidad, el impenetrable disfraz del hombre común. Esta es la visión de la diversidad sin fin, de aparentemente independiente existencia de billones de criaturas esforzándose cada una para mejorar su condición y ejercer su poder de determinación. El próximo escalón es darse cuenta de la omnipotencia de Dios y de nuestra debilidad. Esto inspira temor reverente en el rostro, por la majestuosidad de Allah (Jalal) y uno se siente como el más humilde servidor del Señor Más Trascendente. Lo que está mas allá es el nivel de intimidad, en el cual es percibida la inminencia del Señor:

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