25 de mayo de 2008

TRÁGATE TU ENOJO : LUEGO DIGIÉRELO.

Sheij Nazim Al Haqqani

Para todos nosotros, aquellos cuyos cuerpos físicos están "sobre la colina", con esto quiero decir sobre la edad de cincuenta o más, debemos afrontar el hecho que, no importa cuan bien nos encontremos ante nosotros mismos, nuestros poderes físicos se están deteriorando gradualmente: paso a paso nos estamos aproximando a la muerte.

Pero como para nuestra condición espiritual no hay tanto límite, no existe edad cuando los poderes están a su máximo luego retroceden. El poder espiritual puede continuar creciendo fuertemente a través de nuestras vidas, pero debemos buscar condiciones conductivas a ese continuo crecimiento, y arrancar aquellas cualidades, las cuales amenazan oprimir a la preciada planta .

Una de las más dañinas malezas, la peor enemiga de nuestro crecimiento espiritual es el enojo originado por la vanidad de nuestros egos. Cuando el enojo se enfurece engolfa la luz de la fe, transformándola en fuego. La luz de la Fe es la luz pura de Dios, pero cuando es transformada en fuego, no ilumina mas, quema.

Cuando te encuentres envuelto de enojo, debes rápidamente correr a un espejo y contemplar tu propio rostro. Ese espectáculo desagradable será suficiente para calmarte: Ya que ¡quién quiere parecer como el diablo mismo? Cuando una persona está enojada sus acciones son satánicas, destructivas y autodestructivas. Nuestro Grandsheikh le diò importancia a la necesidad de abandonar el odio, ya que cuando el enojo del ego domina a una persona, esta puede negar la soberanía de Dios, y ponerse a si mismo en rebelión contra el Unico Dominante - y esto es peligroso. El odio a menudo causa estragos sobre nuestros cuerpos físicos, causando enfermedades y envejecimiento prematuro, especialmente un alto nivel de odio es mantenido durante un largo período de tiempo.

Muy poca gente puede controlar el enojo cuando este los asalta. Aquí está el porque tan pocas personas avanzan espiritualmente. La razón por la cual el enojo es tan difícil de derrotar es simple, porque es una intrínseca parte de nuestra constitución física y espiritual. El odio corresponde al elemento de fuego de nuestra esencia, la cual es un balance de fuego, agua, tierra y aire. Sólo aquellos quienes están entrenados desde una temprana edad por padres y maestros iluminados habrán aprendido a mantener estos elementos equilibrados. Como para muchas personas, cada uno de estos elementos pueden predominar en diferentes ocasiones acordes a las circunstancias exteriores y propensiones interiores, sentado el equilibrio en el centro. El fuego se enciende en el rostro de la provocación y el tormento, agresión o intento de opresión de la voluntad (del niño). Desde que estas ocasiones son usualmente frecuentes en nuestras vidas tempranas, somos todos adeptos a enfurecernos, y desde una corta edad.

Nuestro Grandsheik a menudo sugería que desarrollemos un Dhikr especial (plegaria-meditación) a la noche con la intención de ganar la mano superior en nuestra contienda contra el enojo. Cuando tu te levantas en el último tercio de la noche a hacer tus plegarias superrogatorias, luego de hacer tus abluciones, empieza por voltear tu cara hacia la casa de Dios e implorarle que te ayude en tu intento de someter el odio. Luego repite cien veces: "Ya Halim" que significa "Oh (Dios) Indulgente y Calmo con el Odio". Este nombre, Al-Halim, es un atributo Divino de Dios el cual, Él desea otorgarnos generosamente, debemos buscar para recibirlo.

Un atributo Divino, que puede ser absorbido en nuestro ser. Estamos literalmente citándolo por nosotros mismos. La próxima es adoptar una práctica en nuestras vidas diarias que adelantará nuestros propósitos. Esta práctica es, simplemente, no mostrar enojo, aún cuando lo sientas fluyendo dentro. No escupas esa furia a todo lo que te rodea y contamines la atmósfera, como un dragón lanza llamas. Manténla dentro, no como una cucharada de comida indigesta; no, debes digerirlo. Una cierta cantidad de furia es parte y parcela de cada personalidad. Sin alguna parte de este fuego en nuestra constitución moriríamos de todos modos, es posible para nosotros digerir una cierta cantidad de enojo sin sufrir efectos adversos. Por supuesto, si fuésemos a permanecer inalterables un largo tiempo y digerir la misma cantidad de furia, tendríamos una sobredosis; pero esto no es el caso, porque nuestra admisión de enojo decrece a medida que aprendemos, y demos paso a la habilidad de no reaccionar furiosamente a la provocación en primer lugar. Así, como un bebé que inicialmente bebe grandes cantidades de leche, luego gradualmente alimentos sólidos, decreciendo su consumo de leche drásticamente, podemos tragarnos nuestra furia y digerir nuestro enojo, en pleno conocimiento de que otras formas de alimento están próximas.

Si tu puedes dominar y refrenar la furia por cuarenta días, habrás pasado un gran obstáculo. Cuando este te asalte, debes evadirlo, y cuando esté por fluir en ti, puedes digerirlo. Si puedes eludir esto por cuarenta días, la furia te atacará menos frecuentemente; una vez cada cuarenta días. Si te mantienes de esta manera los cuarenta días iniciales y tiempo después, en la mira de cuarenta asaltos más (Cuarenta períodos de cuarenta días, un poco más de cuatro años), Satán anunciará a sus ayudantes: "No se molesten en atacar a esa persona; están perdiendo su tiempo, y energía. Sus defensas son impenetrables: Mil ataques son tan vanos como uno. Déjenlo en paz, se nos ha escapado de las manos". Los ayudantes de Satán son el egoísmo, los vanos deseos y la mundanidad: estos son nuestros cuatro grandes enemigos, y aquel quien aprende a controlar su furia será victorioso contra estas influencias.

Aún cuando sientas la furia fluyendo de ti, debes estar enterado que estás siendo probado. Estas pruebas fueron enviadas a camino desde el mundo espiritual en orden de establecer tu honradez. Los eventos adversos están establecidos desde el reino por ello tienes la oportunidad de abstenerte, y de tal modo avanzar hacia tu meta. Si no hubo beneficio encontrado en la furia, no debería existir. El beneficio es encontrado en ser paciente ante su advenimiento. Sin paciencia este test no será superado.

Abstención es la llave a las Estaciones Divinas, y esta llave es forjada enfrentando al odio con paciencia y controlando tu furia. Así la furia es una espada de doble filo: si puedes asir su mango firmemente puedes arrancar los velos que ciegan los ojos de tu corazón, pero si ésta está en las manos de tus enemigos tu fe será cortada.

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